El 3 de octubre de 1990, once meses después de la caída del Muro, tuvo lugar en Berlín la reunificación de las dos partes en que había estado dividida Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El 11 de marzo de 1990, Lituania proclamó su independencia respecto a la Unión Soviética. La disolución de la URSS adquirió un ritmo vertiginoso tras la escisión de las tres repúblicas bálticas (Lituania, Estonia, Letonia), y a lo largo de 1991 las otras repúblicas federadas se fueron declarando independientes. Esto dio origen a 15 nuevos Estados, la mayoría en Europa.
Entre 1991 y 1993 se produjo la disgregación de la antigua Yugoslavia y la aparición de cinco nuevos Estados: Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Serbia-Montenegro, y Macedonia. Esta disolución, motivada también por los nacionalismos, dio lugar a una guerra larga y cruenta.
También en 1993 tuvo lugar la desmembración (en esta ocasión de forma pacífica) de la antigua Checoslovaquia en dos nuevos Estados: la República Checa y Eslovaquia, tras la victoria de los nacionalistas eslovacos en las elecciones de junio de 1992.
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